La vida te da golpes, seas lo que seas, no puedes evitarlo.
Lloras y te lamentas, te amargas, te sientes aborrecido a veces. Parece ser que nadie te comprende. Seas rico o pobre… todos somos humanos. Te sientes impotente. Todo te sale mal.
¿Por qué?
Te dieron un trabajo, no tenias experiencia, intentaste hacer algo. Te asignaron varios ayudantes y los que te rodeaban, cuando los necesitaras, estarían a tu disposición pero no fue así, solo aparecía uno que te ayudaba, debías variar los participantes, estaban, pero no querían hacer nada. En tu empresa por mejorar tuviste que arreglártelas por ti solo. No podías continuar así, se cansaron de verte solo a ti, eras inexperto, un principiante y aun así te dejaron todo para que lo hicieras. Y alguien vigilando tus pasos desde arriba. No sabias qué hacer, no tenias material de apoyo segundario, tenias que improvisar y se te agotaban las ideas.
Hasta que no quedó nada más; se esfumaron las ideas, así que desististe, te rendiste, te resignaste. ¿Qué más podías hacer? Así que le cedieron el cargo a alguien más. Eso no te afectó, lo que sí te afectó fue que solo unas personas, escasos compañeros te prestaban su ayuda. Y ahora quienes te miraban a distancia te acusan. Sabes que en parte la culpa del decaimiento del departamento recae sobre ti y te lamentas de tu impotencia.
Pero hay una persona que siempre te vigilaba con ternura, te comprendía. Extiende su mano y te consuela. La lluvia ha cesado. Toma tu mano y te muestra un camino, el camino que debes seguir, pero no estas solo porque te está guiando, tomados de las manos caminan el sendero que te guía hacia la victoria.
Ya nada más importa, estas a salvo, no estas solo. ¿Sabes quien es esa magnifica persona? Nuestro padre y amigo que nunca nos desampara, porque somos sus hijos, el tesoro más preciado. Quien está y estará con nosotros siempre.